domingo, 16 de diciembre de 2018

LA NUEVA HISTORIA EN COLOMBIA Y EL FUTURO DE SU EDUCACIÓN SON ESCRITOS POR NUESTROS ESTUDIANTES


Pese a pequeños nubarrones, entendibles, y a la infiltración, comprobada, de algunas marchas por parte de miembros de la fuerza pública, el gigantesco movimiento estudiantil a lo largo y ancho de toda Colombia ha dado sus primeros frutos. El presupuesto, particularmente a la base, de las universidades públicas ahora es más significativo que en los cuatrienios anteriores.
No se han resuelto todos los problemas, pero se mantiene el espíritu de alerta. Otra cosa es que, por fuerza de las circunstancias, los negociadores no pudieran consultar con sus bases los acuerdos a que llegaron. Esas bases deben comprenderlo y analizar los resultados.
Costó sangre, sudor y lágrimas; no se puede dejar en el olvido a quienes fueron víctimas de los ataques del ESMAD. Hay que resaltar las marchas por las carreteras de quienes se movilizaron desde otras regiones a la capital de la república para llamar la atención de la ciudadanía y fortalecer el movimiento.
Los estudiantes y los profesores debemos estar atentos a que los recursos se empleen adecuadamente. Hay muchas cosas al interior de las universidades que deben cambiar, otras tantas que habrá que implementar. Hay que demostrar que la comunidad universitaria tiene voluntad de cambio y puede lograrlo. Los compromisos son aún mayores.
Queda mucho por hacer. Felicitaciones al movimiento estudiantil. Ahora que ingresamos al año de la Conmemoración del Bicentenario de una batalla decisiva para nuestra independencia política, debe quedar claro que no queremos repetir la historia de la Patria Boba. La construcción de un nuevo país descansa sobre los hombros de nuestros campesinos, nuestras clases trabajadoras, de nuestros empresarios, emprendedores e innovadores honestos y, no lo olvidemos, de nuestros estudiantes, las nuevas generaciones. Nuevas formas de producción y de convivencia en un país multiétnico y pluricultural reclaman el aporte de las ciencias y las artes todas, las tecnologías y los conocimientos ancestrales, la construcción de un nuevo ethos cultural, como lo señalara la Misión de Ciencia, Educación y Desarrollo hace un cuarto de siglo. Es Colombia al filo de la segunda oportunidad  que no tuvo la estirpe desgraciada de los Buendía.
Como un miembro más de la universidad que es patrimonio de todos los colombianos sin excepción, hago votos porque el año venidero sea el comienzo de un futuro diferente para nuestro pueblo sin distingos de género, raza, clase, creencia u orientación. Que el nuevo ministerio (de ciencia,  tecnología e innovación) no sea simple aparato burocrático y que con los ministerios de educación y de cultura sea la base para un desarrollo científico-cultural en la equidad y la sustentabilidad. 

viernes, 5 de octubre de 2018

¡LA MOVILIZACIÓN DEL 10/10 PUEDE CONVERTIRSE EN UN HITO HISTÓRICO!


¡SOMOS EL ALMA DE LA NUEVA NACIÓN!

Se nota bien que los tiempos cambian. Precisamente porque cambian, nosotros tenemos que cambiar.
Las universidades públicas pasan por un periodo crítico como nunca antes se había dado.
El desfinanciamiento de 15 billones y el déficit de medio billón más son un récord histórico.
EL “Informe de Sostenibilidad” hecho por el SUE es muy diciente. Los aumentos en cobertura y la apertura de postgrados no han merecido el respaldo del Estado.
El lobby ya no es un pecado mortal. Es un reclamo al derecho a la educación y a la sostenibilidad de la nación.
En concreto es importante hacer una fuerte presión para que en el PND se incluyan los recursos para el cuatrienio. Eso se debe acompañar de gestiones ante el Congreso para que se legisle consecuentemente.
Puede darse una movilización sin precedentes el 10/10 y debe aprovecharse la ocasión para resaltar varias cosas:
Hace 55 años la Universidad no contaba para el sistema más que como una carga, porque se veía como un arma de la subversión. Hoy parece que no contara, no porque no hayan cambiado las condiciones, sino porque el establecimiento cree que tiene suficiente con la universidad privada. Nosotros hemos cambiado, ellos no.
No basta con decir que hemos cambiado, hay que demostrarlo. Hay que hacer conciencia en la sociedad civil de que ¡LA UNIVERSIDAD PÚBLICA ES TOTALMENTE IMPRESCINDIBLE!
Pero también hay que hacerlo con los gremios económicos, con los industriales, con las famosas fuerzas productivas, así nos acusen de neoliberales (cuasi-repito las frases de un colega muy apreciado, de quien no doy por ahora el nombre pues no le he consultado).
No puede permitirse por nada del mundo que al día siguiente de la gran movilización nacional digan que un grupo anarquista salió a las calles a vociferar (o incendiar, menos). Vamos a exponer las razones en la calle y a demostrar que somos EL ALMA DE LA NACIÓN, duélale a quien le duela (tal vez a algunas universidades privadas despistadas…y a algunos parlamentarios con dudosos títulos).
La movilización no puede darse solamente por la educación superior, hay que salir a defender también la hija de la educación, la ciencia; y la hija de la ciencia, la tecnología. Y la hija de una educación en la que se enseña a pensar es la verdadera innovación, no basta con la economía naranja (en muchos aspectos “la naranja mecánica”, ¿la recuerdan?). 

CREACIÓN DE CONOCIMIENTO

como se viene reclamando hace mucho. Así nos acusen de estar promoviendo el Capitalismo Cognitivo.
Yo invito a cada uno de mis colegas a convencer a varios de sus colegas de que LA HISTORIA SE HACE. No es lo que está en los libros (al menos en ciertos libros). Pero soy más intrépido: invito a cada uno de mis estudiantes y a todos y todas l@s estudiantes a que participemos de esta gran movilización o grandes movilizaciones en todo el territorio nacional. Y a que ellas estén presididas, ojalá en todo el país, por los rectores y directivas. Sería histórico que nuestra rectora marchara con nosotros con la seguridad de que Colombia entera se lo agradecerá.
Hoy, lo siento, ha pasado la época en que EL PODER NACE DEL FUSIL. La muerte de Camilo (lo conocí hace casi 55) no fue en vano, pero su ejemplo de irse al monte ya no es el que seguiremos los que sobrevivimos a esa tentación.
Debemos aspirar a que nazca un movimiento del que pueda decirse: 

¡SOMOS EL ALMA DE LA NUEVA NACIÓN!